El patio de recreo digital ya no es una preocupación marginal: es el campo de batalla de la vida social de nuestros jóvenes. En toda Europa, las organizaciones contra el acoso lanzan la alarma: los últimos dos o tres años han traído nuevas tácticas, víctimas más jóvenes y una dosis considerable de agresividad facilitada por las plataformas. En este primer jueves de noviembre, Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluido el Ciberacoso, es momento de hacer balance.
En los últimos tres años, el ciberacoso ha aumentado en prevalencia y complejidad en toda Europa. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2024 detectó que uno de cada seis adolescentes (15%) en Europa ha sufrido ciberacoso, con tasas muy similares entre niños (15%) y niñas (16%). Esto supone un incremento respecto a 2018: de 12% a 15% en niños y de 13% a 16% en niñas.
Las líneas de ayuda de la red Insafe de la UE, que cubre 28 países, informan de que el ciberacoso sigue siendo una de las razones más frecuentes de contacto. En el primer trimestre de 2024, el ciberacoso representó el 13% de todas las consultas, y la mayoría de los problemas se originaron en plataformas sociales.
Las consecuencias de esta lacra social son serias y están bien documentadas: aumento de problemas de salud mental entre menores, episodios de autolesión, suicidio y violencia física.
Conclusiones clave
- El ciberacoso sigue siendo un desafío creciente en toda Europa, con un aumento de los casos entre adolescentes en los últimos años.
- La línea entre ciberacoso y ciberviolencia se difumina, ya que el acoso digital ahora incluye la humillación pública, el doxing y la exclusión coordinada, más allá del acoso tradicional uno a uno.
- Las respuestas nacionales están evolucionando, pero los expertos advierten que la legislación por sí sola no puede seguir el ritmo de la cultura digital. El progreso sostenible depende de la educación, la prevención y la cooperación transfronteriza.
- Padres y educadores son aliados esenciales. El diálogo abierto, el intercambio de experiencias digitales y la empatía son las mejores armas para ayudar a los niños a desenvolverse en la vida en línea.
- Los influencers pueden ser voces poderosas para el cambio. Campañas como Beyond Profiles de Cybersmile lo demuestran.
Del ciberacoso a la ciberviolencia: una realidad más compleja
En pocos años, el daño en línea dirigido a niños y jóvenes ha pasado del acoso entre iguales a un concepto más amplio y oscuro: la ciberviolencia. No se trata solo de semántica. La distinción entre ciberacoso y ciberviolencia refleja cómo el daño digital ha superado los insultos y la exclusión.
Hoy incluye exposición a contenidos violentos o sexuales, humillaciones públicas y tendencias manipuladoras. Además de los agresores directos, el propio feed de redes actúa como amplificador, mostrando a los jóvenes secuencias de contenido a menudo inapropiado que no están preparados para procesar.
En Francia, Nora Fraisse, fundadora de la asociación Marion la Main Tendue, subraya la importancia de esta distinción para entender la nueva realidad que enfrentan los menores. Explica:
«La ciberviolencia supone exposición a contenidos violentos, inapropiados o impactantes; puede dañar aunque nadie te ataque directamente. El ciberacoso es agresión dirigida: sabes quién te ataca, incluso si ocultan su identidad tras un seudónimo.»
Fraisse advierte sobre lo que llama una «agecización masiva de la exposición»: niños de apenas diez años se encuentran con frecuencia con contenido adulto y conductas agresivas en línea, sin comprender lo que ven. «Los menores consumen contenido hecho por adultos para adultos. TikTok forma parte de su rutina diaria. El problema no es la herramienta, sino la naturaleza de lo que ven.»
En España, la Asociación para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE) ha observado de primera mano la escalada del ciberacoso entre menores. Lo que antes ocurría en redes públicas ha migrado a chats privados y aplicaciones de mensajería como WhatsApp, Discord y Telegram: entornos nuevos con poca supervisión adulta. Ana M.ª Giménez Gualdo, profesora de la Universidad de Málaga, señala:
«Hemos pasado de insultos aislados a exclusión coordinada. Vemos manipulación de imágenes, rumores y lo que llamamos cybergossip: historias falsas que se propagan más rápido que la verdad.»
La Cybersmile Foundation del Reino Unido, dirigida por Scott Freeman, también detecta este cambio, tanto en el lenguaje de los jóvenes como en la forma de crueldad en línea. Freeman apunta: «Ahora observamos más acoso pasivo e indirecto: exclusión, ghosting, body-shaming a través de filtros y comentarios. El impacto psicológico no es menor que el del hostigamiento abierto.»
Para Ivano Zoppi, secretario general de la Fondazione Carolina (Italia), esta evolución señala algo más profundo: la gamificación de la crueldad. «La agresión en línea se ha convertido en entretenimiento, parte del bucle de dopamina de likes y visualizaciones. Las fronteras entre juego y violencia se desdibujan.»
En conjunto, estos expertos describen un paisaje digital donde el daño no siempre es visible y rara vez es simple. Ya no se trata solo de lo que los niños hacen entre sí en la red, sino de lo que Internet les hace.
TikTok y las nuevas caras del daño en línea
Cuando las aulas se cerraron y los patios se silenciaron, TikTok se convirtió en el centro de la cultura juvenil. Lo que empezó como un espacio creativo para baile y humor ha pasado a ser el hub social por defecto para millones de jóvenes en Europa, un lugar donde identidad, pertenencia y validación se desarrollan en tiempo real.
Nora Fraisse insiste: «Los jóvenes acceden a TikTok mucho antes que antes. Forma parte de su rutina. Ya no son creadores como en YouTube; consumen contenido, y ese contenido puede ser muy violento.» Advierte de que gran parte de lo que circula en TikTok «lo producen adultos para adultos, pero lo consumen sobre todo menores», por lo que la vigilancia y la educación mediática resultan esenciales.
En el Reino Unido, el 58% de los jóvenes de 16 a 24 años declara haber sufrido abuso en línea, y el 87% afirma que las redes sociales afectan negativamente a su salud mental, según el último Informe de Bienestar Digital de Cybersmile. Freeman añade:
«Plataformas que priorizan contenido visual y la validación por pares, como Instagram y TikTok, se asocian especialmente a problemas de imagen corporal y retos de salud mental.»
En toda Europa resuenan preocupaciones similares. En Italia, Ivano Zoppi advierte: «Nos inquieta TikTok por la velocidad y virilidad de su contenido, especialmente porque aumentan los retos dañinos y el doxxing.»
La investigación avala estas inquietudes: una revisión sistemática de 2023 sobre 20 estudios acerca del impacto de TikTok en la salud mental adolescente encontró que un uso intensivo se correlaciona con mayores síntomas de ansiedad y depresión.
El informe "Children and Parents: Media Use and Attitudes" (Ofcom, 2024) subraya que una cuarta parte de los niños británicos de 5 a 7 años ya tenía smartphone, y muchos otros usan redes sociales pese a las restricciones de edad. La OMS también indica que el uso problemático de redes sociales entre adolescentes europeos subió del 7% en 2018 al 11% en 2022, un incremento vinculado al auge del tiempo de pantalla postpandemia.
Para los docentes, este cambio cultural plantea retos cotidianos. «Los profesores están desarmados», explica Fraisse. «No saben qué ocurre en esas plataformas. Les digo: abrid cuentas, ved qué consumen vuestros alumnos, entended su nuevo lenguaje; así descubriréis los retos peligrosos que circulan.»
TikTok mismo ha afrontado un escrutinio regulatorio creciente. La UE abrió procedimientos formales contra TikTok bajo la Ley de Servicios Digitales (DSA) por preocupaciones relacionadas con la protección de menores, la transparencia publicitaria, el acceso a datos y el riesgo algorítmico. El Parlamento Europeo también ha pedido auditorías de protección infantil en el diseño de las plataformas, reconociendo que el problema no son solo los vídeos aislados, sino los algoritmos optimizados para captar la atención.
«Fomentar hábitos en línea saludables significa promover alfabetización digital y autoconciencia, no miedo ni culpa. Debemos empoderar a los jóvenes con herramientas para navegar con seguridad», afirma Scott Freeman.
El dilema político de Europa: reaccionar más rápido que el feed
En toda Europa, los gobiernos intentan seguir el ritmo de un problema que evoluciona más rápido que la legislación. Todos los países reconocen ya que el ciberacoso y la violencia en línea son problemas de salud pública, pero las respuestas siguen siendo irregulares, fragmentadas y, con demasiada frecuencia, reactivas.
En los últimos años, Francia y Alemania han aprobado leyes que tipifican como delito el acoso escolar y el acoso en línea. España ha ampliado su Plan de Convivencia Escolar para incluir la prevención del ciberacoso, e Italia prepara un programa nacional de alfabetización digital para las escuelas primarias a partir de 2025.
Pero aunque estas iniciativas representan un avance, los expertos coinciden en que la legislación por sí sola no basta para detener el daño. Ivano Zoppi advierte que los responsables políticos suelen centrarse más en el castigo que en la prevención.
“No podemos legislar nuestra salida de este problema. El desafío es cultural, no solo legal. Si no cambiamos la forma en que los niños, los padres y las escuelas viven el mundo digital, las leyes siempre llegarán tarde”, señala.
Para Nora Fraisse, el patrón es el mismo en Francia:
“Cada nueva tragedia provoca una ola de emoción y una nueva ley. Pero debemos pasar de la gestión de crisis a la educación continua. La prevención tiene que formar parte de la vida diaria, no ser solo una campaña una vez al año.”
Y aunque España ha implantado sólidos protocolos contra el acoso en las escuelas, muchos de ellos solo se activan cuando el daño ya está hecho, comenta la doctora Ana M.ª Giménez Gualdo, de la AEPAE.
“Las normas existen sobre el papel, pero la intervención llega con retraso. Cuando los profesores reaccionan, la víctima ya está aislada, ansiosa o incluso con pensamientos suicidas.”
Otro problema clave es la falta de colaboración a nivel europeo, señala Scott Freeman. Afirma que la Ley de Servicios Digitales (DSA) de la UE es un paso en la dirección correcta, ya que obliga a las plataformas a auditar sus algoritmos y evaluar los riesgos para los menores, pero advierte que los informes de transparencia “solo son útiles si se traducen en acciones concretas”.
“Seguimos tratando el ciberacoso como un problema local o nacional, pero las plataformas son globales. Necesitamos datos compartidos, apoyo coherente a las víctimas y un mensaje unificado que trascienda fronteras”, afirma.
Padres y educadores: enseñar la vida digital con empatía, no con miedo
Si hay algo en lo que coinciden todos los expertos, es que proteger a los niños en línea empieza mucho antes de una crisis y rara vez se logra solo con restricciones. La primera línea de defensa real no es la tecnología, sino las relaciones humanas que rodean la pantalla.
En toda Europa, padres y docentes buscan el equilibrio entre la vigilancia y la confianza. Quieren guiar, pero no espiar; proteger, pero no aislar.
Los expertos en ciberacoso y ciberviolencia coinciden: el problema debe abordarse con los niños, no contra ellos. La orientación debe ser relacional, no represiva. Los padres y los educadores no pueden delegar su papel en filtros, aplicaciones o leyes; deben recuperarlo a través de la presencia, la empatía y la coherencia.
“Las familias suelen oscilar entre la prohibición total y la permisividad total. Necesitamos un punto intermedio: educar para un uso consciente. Eso significa que los adultos entren en el mundo digital con sus hijos, no que se queden fuera de él”, señala Ivano Zoppi, de la Fondazione Carolina.
Los expertos afirman que padres y docentes ya no pueden permanecer al margen de la cultura digital, sino que deben acompañar a los niños y adolescentes en los espacios donde pasan su tiempo.
“Comprender lo que ocurre allí es esencial para entender a los alumnos. Los profesores deben estar presentes en el ámbito digital, no para vigilar, sino para conectar”, comenta la doctora Ana M.ª Giménez Gualdo, de la AEPAE.
Cuando la influencia se convierte en empatía: creadores que ayudan a los jóvenes a sentirse menos solos
Según una investigación del Safer Internet Centre de Eslovenia, el 59 % de los estudiantes de secundaria se comparan con los influencers, lo que hace esencial que estos y los creadores de contenido se unan a la lucha contra los daños del ciberacoso y la ciberviolencia.
“El daño en línea hoy tiene tanto que ver con la presión y la comparación como con el abuso directo”, comenta Scott Freeman, de la fundación Cybersmile.
En este sentido, los influencers pueden desempeñar un papel clave para tender puentes entre generaciones en el entorno digital, traduciendo temas complejos como el ciberacoso, la imagen corporal o la salud mental a un lenguaje cercano y alentando a sus seguidores a pedir ayuda o hablar de lo que les ocurre. De esta manera, dejan de ser solo creadores para convertirse en constructores de comunidad en el espacio digital.
Más allá de vigilar el comportamiento, el panorama actual de la seguridad digital reconoce el papel decisivo que los creadores de redes sociales pueden desempeñar en la creación de normas positivas en línea.
Una investigación académica de la Universidad de Tilburg (Países Bajos) demuestra que las campañas que colaboran con creadores y desarrollan narrativas auténticas lideradas por pares resuenan de forma más eficaz entre los niños y adolescentes de 10 a 18 años, ayudándoles a interiorizar los mensajes contra el acoso en sus rutinas digitales cotidianas.
La campaña “Beyond Profiles” de la Fundación Cybersmile contó con influencers populares que compartieron historias personales sobre ciberacoso y salud mental, alcanzando más de un millón de visualizaciones y subrayando un mensaje clave: “detrás de cada perfil hay una persona con sentimientos”.
“Los jóvenes necesitan mentores digitales, no policías digitales. Cuando los adultos muestran curiosidad en lugar de miedo, los niños tienen muchas más probabilidades de pedir ayuda cuando algo va mal”, comenta Scott Freeman.
En conjunto, estos esfuerzos ilustran un cambio importante: en lugar de ver a los influencers como parte del problema del ciberacoso, ahora se les reconoce como voces de confianza dentro de la conversación, ayudando a conectar los marcos educativos oficiales con la experiencia real en línea de los jóvenes.
Cómo pueden acompañar los padres y educadores a los niños en línea
En este Día Internacional de la UNESCO contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el Ciberacoso, Europa enfrenta un desafío fundamental: no solo proteger a los niños de la tecnología, sino prepararlos para ella.
- Explorar juntos.
Crear cuentas en redes sociales junto a los niños; pedirles que muestren los creadores, tendencias y retos que siguen. La curiosidad genera confianza. - Hablar pronto y con frecuencia.
No esperar a que surjan los problemas. Iniciar conversaciones sobre el respeto en línea, la empatía digital y la privacidad antes de la adolescencia. - Dar ejemplo.
Los niños aprenden por imitación. Mostrar cómo se publica de forma responsable, cómo se gestionan los límites de tiempo y cómo se regulan las emociones. - Mantenerse informados y presentes.
Los docentes deben conocer las plataformas y el lenguaje que utilizan sus alumnos. Ser digitalmente competentes ayuda a detectar riesgos antes de que escalen. - Sustituir el castigo por el diálogo.
Si algo sale mal, centrarse en comprender y resolver el problema, en lugar de confiscar dispositivos. Reparar la confianza es más poderoso que infundir miedo.
Dónde encontrar ayuda e información
Si tú o alguien que conoces está sufriendo acoso o violencia en línea, hay apoyo disponible:
🇫🇷 Francia — 3018 (e-Enfance / Association Marion la Main Tendue)
Línea nacional de ayuda para casos de violencia digital y ciberacoso, gratuita y confidencial, disponible los 7 días de la semana.
🇫🇷 Francia — 116 006 (France Victimes)
Número nacional de atención a víctimas, que incluye casos de acoso y abuso en línea.
🇬🇧 Reino Unido — Childline (0800 1111)
Línea de ayuda 24/7 para niños y jóvenes que sufren acoso, ciberacoso o daños en línea.
🇩🇪 Alemania — Nummer gegen Kummer (116 111)
Línea nacional de ayuda infantil que ofrece orientación sobre acoso, ciberacoso y problemas familiares.
🇩🇪 Alemania — Internet-Beschwerdestelle
Plataforma para denunciar contenidos ilegales o perjudiciales en Internet, incluidos los discursos de odio y el acoso.
🇪🇸 España — Fundación ANAR (900 202 010)
Línea gratuita y confidencial para niños y adolescentes que sufren acoso o abuso en línea.
🇪🇸 España — INCIBE Cyber Helpline (017)
Línea nacional de ciberseguridad que ofrece asistencia en casos de amenazas digitales, robo de identidad y ciberacoso.
🇮🇹 Italia — Telefono Azzurro (1 96 96)
Línea nacional de protección infantil que apoya a víctimas de acoso, sexting y ciberviolencia.
🇳🇱 Países Bajos — De Kindertelefoon (0800 0432)
Línea de ayuda para niños y adolescentes que ofrece asesoramiento sobre acoso y seguridad en línea, disponible por teléfono y chat.
🇧🇪 Bélgica — Child Focus / Stop Cyber Hate (116 000)
Línea nacional para niños desaparecidos o explotados, que también atiende casos de grooming y acoso en línea.
🇸🇪 Suecia — BRIS (020 50 50 50)
Línea de ayuda de Children’s Rights in Society que ofrece orientación por teléfono, chat o correo electrónico sobre acoso y salud mental.
🇩🇰 Dinamarca — BørneTelefonen (116 111)
Línea gratuita y confidencial para niños y adolescentes sobre todo tipo de problemas, incluido el ciberacoso.
🇳🇴 Noruega — Kors på Halsen (800 333 21)
Línea anónima de ayuda para jóvenes que enfrentan acoso, hostigamiento digital o soledad.
🇫🇮 Finlandia — MLL Lasten ja Nuorten Puhelin (116 111)
Línea nacional infantil de la Liga Mannerheim que ofrece apoyo frente a riesgos en línea y ciberacoso.